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En el tranquilo El Valle de Antón, la siguiente excursión estaba en el orden del día. Después de nuestra marcha forzada al Cerro Tute en Santa Fé, elegimos cuidadosamente nuestro siguiente sendero. Habíamos sobrevivido a la caminata anterior sin agujetas ni otras lesiones, así que confiábamos en poder iniciar otro maravilloso recorrido este día. Hoy íbamos al Cerro Cara Iguna. Un mirador en el cráter del volcán con una vista impresionante del valle con el pueblo de El Valle de Antón e ideal para orientarse para futuras aventuras.
Desde el centro de la ciudad, o mejor dicho, desde nuestro alojamiento Bodhi Hostel & Lounge, empezamos nuestro recorrido. Para empezar, basta con cruzar la calle principal y girar a la izquierda en la siguiente calle lateral. Aquí el camino te lleva más allá del Butterfly Haven hasta el siguiente cruce, donde tienes que mantenerte a la derecha. Casi al final del camino hay que girar de nuevo a la izquierda y desde aquí seguirlo durante algún tiempo. En la bifurcación, manténgase a la izquierda y la carretera dará paso a un camino de grava. Continúe por el camino y en la última bifurcación un pequeño sendero conduce hacia arriba. Reconocerá la bifurcación por una pequeña cabaña destartalada y una señal algo anticuada le indicará el camino. A partir de aquí, sólo hay un camino, que primero serpentea a través de un bosque de pinos y luego a través de hierba alta y verde mecida por el viento.
Corrimos los últimos metros hasta nuestro destino mientras las nubes de lluvia ya se acumulaban en la distancia. Así que la máxima prioridad era poder disfrutar al menos unos instantes de esta impresionante vista antes de que empezara a llover. Llegamos a tiempo al borde del volcán. Las nubes no llegaron a las alturas del gigante dormido ni siquiera en el transcurso del día, así que disfrutamos de nuestro tiempo en la montaña. El océano a lo lejos, las nubes de lluvia y el valle tranquilamente delante de ti, ¿qué más se puede pedir? Por desgracia, el objetivo del dron estaba ligeramente empañado debido a la alta humedad, así que la calidad de las fotos no es sobresaliente. En el camino de vuelta, paseamos por la ciudad y disfrutamos del tiempo, del hermoso paisaje y nos maravillamos con las villas del valle.
En definitiva, la caminata al Cerro Cara Iguna fue una perfecta introducción a una de las mayores aventuras de Panamá, ¡El Valle de Antón! En el cráter volcánico poblado más grande del mundo, hay otros rincones increíbles por descubrir además de esta caminata, ¡como la piscina natural Chorro las Mozas!