Pai TOP 6 - Tailandia

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Pai, el pueblo hippie del norte de Tailandia, se anuncia como una visita obligada en sus próximas vacaciones. Pero, ¿es eso cierto? ¿Merece la pena el agotador viaje con innumerables curvas? ¿O ya han pasado los tiempos de relax y naturaleza en Pai? Si aún tiene dudas, podemos ayudarle.

VIAJAR A CHIANG MAI - PAI

La verdad es que Pai no nos lo está poniendo nada fácil en estos momentos. Normalmente tendemos a planificar y reservar todo con mucha antelación, pero después de viajar durante más de 9 meses, estamos un poco más relajados con este tema. Por desgracia, todos los autobuses de Chiang Mai a Pai que ofrecen los proveedores de alojamiento están totalmente reservados para la fecha deseada. De buen humor, ni hablar. Afortunadamente, conseguimos uno de los últimos asientos por Internet. Sin embargo, el viaje posterior por una carretera sinuosa no es apto para pusilánimes. Tras dos horas y media, llegamos a la estación de autobuses, en pleno centro de la ciudad. Lo mejor es reservar el autobús por Internet con antelación para empezar las vacaciones con tranquilidad.

Las calles están repletas de tiendas de ropa, restaurantes, bares y operadores turísticos. Sólo los que alquilan scooters se sientan tranquilamente en sus tiendas, sonriendo con satisfacción, porque cualquiera que consiga hacerse con un scooter es una persona afortunada. Nosotros mismos probamos suerte varias veces y sólo conseguimos un scooter el último día. Lo mismo ocurre con los alojamientos y las lavanderías. Se acabaron los tiempos tranquilos y vírgenes. A pesar de todo, el paisaje y la naturaleza de los alrededores son preciosos y bien merecen un viaje. En nuestro Top 6 de Pai te desvelamos los lugares más bonitos. Incluimos un auténtico consejo.

Como su nombre indica, un pequeño puente de bambú atraviesa durante un kilómetro los arrozales de los agricultores vecinos. En la entrada, antes de entrar en la tambaleante estructura, se cobra una tasa de 30 baht (~ 80 céntimos) por persona, que se utiliza para mantener la instalación. Incluso a última hora de la mañana, sólo unos pocos visitantes se pierden por aquí y uno puede relajarse y observar cómo los agricultores cosechan las plantas de arroz. Siempre hay pequeños pabellones a lo largo del camino que proporcionan sombra en el fuerte sol del mediodía. Merece la pena desviarse hasta el Puente de Bambú, no lejos de la cascada de Pembok. Pero con el elevado precio de la entrada, 200 baht (~5,50 euros) por persona, optamos por la cascada de Mo Paeng, menos conocida.

La cascada de Mo Paeng es el lugar perfecto para refrescarse. El agua baja dos escalones y se acumula en pequeños charcos. En la entrada ya le esperan amables tailandeses para cobrarle la entrada de 100 baht (~2,60 euros) por persona. Se desciende por un pequeño túnel verde y tras unos metros ya se está frente a la piscina inferior. Pequeñas pasarelas y escaleras conducen a la piscina superior y algunos turistas ya estaban tumbados en las cálidas rocas no lejos del agua. Algunos también se divierten y se deslizan por la húmeda pared rocosa, pero tenga cuidado, durante nuestra visita un joven se lesionó y tuvo que ser recogido por los paramédicos.

No lejos de la cascada de Mo Paeng se encuentra el mirador de Hyun Lai. Desde aquí se divisa toda Pai y las montañas circundantes. La aproximación pasa por el barrio chino de Pai y los últimos metros cuesta arriba exigen todo de nuestros scooters, ya que la carretera es realmente muy empinada. En la cima, se exige un pequeño donativo de 30 baht (~ 80 céntimos) por cada visitante. Además de un pequeño puesto de comida, también se pueden comprar corazones de cerámica para colgarlos en el árbol decorado con colores del centro. 

El cañón de Pai se anuncia por todas partes en las carreteras y, por supuesto, nos dirigimos al desfiladero que hay a las afueras. Tras un breve paseo y unos pocos escalones, nos encontramos directamente en el cañón, o más bien a lomos de las rocas erosionadas. En algunos lugares, sólo se puede seguir un estrecho sendero, mientras que a izquierda y derecha se abren abismos de unos 70 metros. Es imprescindible llevar calzado resistente, a menos que se detenga al principio en una de las pequeñas cabañas que dan sombra bajo el sol abrasador del mediodía. La entrada es gratuita.

No puede perderse este templo, o más bien la figura que lo acompaña. El gigantesco Buda blanco llama la atención nada más llegar a Pai. Construido en la montaña, se eleva sobre la ciudad y es uno de los destinos de excursión más populares de Pai. Hay que subir algunos escalones, pero el esfuerzo merece la pena porque las vistas son fantásticas. Merece la pena visitar el templo al atardecer. Eso sí, hay que llevar ropa adecuada, que se puede pedir prestada gratuitamente en una pequeña cabaña. La entrada también es gratuita, así que acabamos visitando Wat Phra That Mae Yen dos veces.

Agárrese fuerte, porque si lo que busca es una auténtica experiencia, sin duda debe visitar el Monasterio del Bosque de Wat Pa Tam Wua. A unas dos horas en coche de Pai, este monasterio recibe a los visitantes con los brazos abiertos durante todo el año. De dos a diez días, podrá participar en la rutina diaria del monasterio, incluida la meditación. En una hermosa zona de aguas, bosques y verdes praderas, los participantes se inician cada día en la técnica de la meditación Vipassana. Si tiene curiosidad, infórmese...