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Este pequeño templo en el corazón de Ubud, rodeado de calles, restaurantes y ruido, es un pequeño oasis de silencio. El Pura Taman Saraswati también se llama Palacio del Agua, el complejo perteneció al Rey de Ubud hasta 1940. Durante el día, se puede visitar el palacio y sus estanques cubiertos de lotos, que dan al lugar una belleza muy especial. Sin embargo, nosotros teníamos otros planes, porque queríamos maravillarnos con las danzas tradicionales que se representan aquí por la noche.
Así que de vuelta de Monkey Forest compramos entradas para el espectáculo de danza de la noche. Básicamente, en los templos de Ubud se bailan diferentes danzas, como la Legong Dance o la Kecak Fire & Trance Dance. Sin embargo, nos recomendaron la danza Barong en el templo del agua.
La entrada comenzó sobre las 19:00 y, como llegamos relativamente pronto, pudimos coger muy buenos asientos y dejar que el paisaje hiciera su magia sobre nosotros. El templo con sus estanques estaba iluminado de forma pintoresca, lo que daba al escenario una atmósfera mágica. Hacia las 20:00 empezó el gran espectáculo de danza, dividido en varios actos.
En general, la danza del barong siempre representa la lucha del bien contra el mal y se supone que ahuyenta a los demonios malignos. En la mitología balinesa, un barong es una figura parecida a un león y el rey de los buenos espíritus. En las danzas, el barong es en consecuencia el símbolo del bien y es interpretado por dos bailarines que llevan una máscara parecida a un león. Lucha contra el mal y la reina Rangda, pero la batalla siempre acaba en empate, porque ambos bandos están inseparablemente unidos. En total, la obra se divide en siete actos, con una breve pausa a mitad de camino. Toda la obra estuvo acompañada de música tradicional. Nos divertimos mucho viendo a los músicos, porque su exuberante entusiasmo al tocar los instrumentos a veces les hacía reír a ellos mismos.
En general, la obra duró unas dos horas, pero se alargó un poco hacia el final. No obstante, la recomendaríamos a todos los turistas, aunque sólo fuera para sumergirse un poco más en la cultura extranjera. También fue un broche de oro a nuestra estancia en Ubud, porque a la mañana siguiente tuvimos que desmontar las tiendas y seguir viaje. ¡El mar con sus olas no podía esperarnos más y así los caminos nos llevaron a la playa de Padang Padang!