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Ocho meses, incontables kilómetros y un frío invierno en Grecia después, hemos decidido volver a sacar nuestras polvorientas mochilas del armario y pasar el invierno en climas más cálidos. Los primeros pasos por la ruidosa, abarrotada y colorida Bangkok nos resultaron muy familiares, pues ya habíamos estado en la vibrante metrópolis hace unos años. Sin embargo, entonces aún estábamos un poco más verdes, ya que el viaje a Tailandia era nuestro primer viaje de larga distancia. Como ya habíamos visto todos los monumentos más conocidos en nuestra primera visita, esta vez tuvimos tiempo suficiente para visitar los edificios menos conocidos de Bangkok.
Uno de ellos es Wat Benchamabophit, en el distrito de Dusit, y todo viajero a Tailandia entra en contacto con este templo durante su estancia. Sin embargo, la mayoría de ellos sólo lo hace inconscientemente, ya que su silueta adorna el reverso de la moneda de 5 baht. Pero éstas no hacen justicia al edificio real. Es más, el templo destaca del resto de la ciudad incluso a primera vista. Mármol blanco procedente de Italia adorna la fachada y no en vano también se le conoce como el Templo de Mármol.
A la entrada del Wat Ben, como también se le conoce coloquialmente, hay que pagar la entrada de 50 baht (~1,30 euros) por persona. También hay carteles que indican el código de vestimenta, ya que los pantalones cortos y las camisetas sin hombros deben dejarse en el armario. Las instalaciones están abiertas de 8.00 a 17.00 horas. El hecho de que se trata de una atracción que no es visitada por todo el mundo queda claro a la hora de comer como muy tarde, ya que incluso entonces sólo hay unas pocas personas en el recinto.
En el edificio principal del templo, construido en el siglo XIX, hay una estatua de Buda representada en una pose india especial, que en términos sencillos se supone que representa la derrota del demonio Mara. Poco detrás, en una galería cubierta, hay 50 estatuas de Buda alineadas una junto a otra. Cada una de ellas representa un gesto diferente. Sin embargo, pasaron varios años antes de que la colección estuviera completa, ya que el rey puso tres condiciones a las estatuas. Además del valor artístico y la diversidad de las estatuas, también tenían que ser del mismo tamaño. El último punto, sin embargo, presentaba un verdadero desafío. Los originales disponibles que cumplían las dos primeras condiciones eran tan diferentes en tamaño que a veces se hacían copias.
En nuestra opinión, merece la pena visitar Wat Ben, considerado injustamente como uno de los monumentos de segunda categoría de Bangkok. Pasados los leones guardianes, los caminos decorados con colores nos conducen de nuevo a las ajetreadas calles de la ciudad. Y agitadas es la palabra clave perfecta para nuestro próximo destino. Chinatown.